Más de sesenta años de producción estandarizada y la creación de híbridos industriales han tenido un gran impacto en el contenido nutricional de las frutas y verduras. A través de múltiples hibridaciones, por ejemplo, la ciencia ha logrado producir tomates más rojos, suaves y firmes, cuyas semillas valen más que el oro. Según la FAO, en los últimos 100 años desapareció el 75% de las variedades cultivadas en todo el mundo.