Perros y torres eléctricas. Frecuencias de carne y aullidos de energía. Una atmósfera distópica donde lo animal, lo orgánico y lo industrial se funden en uno. Los perros corren a la distancia como un tren que deja el paisaje atrás. Parece un lugar desierto. El perro nos mira y nos muestra sus vasos sanguíneos, que parecen esqueletos de las torres eléctricas. La imagen y el sonido crean una atmósfera perturbadora donde lo animal, lo orgánico y lo industrial se funden en uno.