El paisaje de México está desdibujado, fragmentado y desfigurado. Se devoran los bosques, se desvían los ríos y se divide la tierra con alambres de púa mientras la necropolítica reina en el país. México es el país con el mayor número de activistas defensores de la tierra asesinados gracias a una violencia que silencia a quienes se atreven a alzar la voz.