Un hombre poderoso y anónimo desarrolló un pasatiempo inusual: compra árboles centenarios, algunos tan altos como edificios de 15 pisos, a los pueblos cercanos de la costa de Georgia, envía a sus hombres a desenterrarlos y hace que los trasplanten a su jardín privado para coleccionarlos. Para poder trasplantar árboles de semejantes dimensiones, provoca la destrucción del paisaje circundante y obliga, así, a los pueblos cercanos a vivir en esas condiciones.