Plantar un árbol tiene un objetivo sencillo y directo. Quien lo cumpla podrá verlo crecer para solazarse en su sombra, disfrutará de su perfume y del canto de los pájaros en sus ramas. Un régimen ineficaz y autoritario no tolerará aquello que se realice sin consentimiento, pero el árbol plantado encontrará la manera de florecer y perdurar.
